Os voy a contar mi pasión por los caballos como empezó, desde chiquitilla en la romeria siempre me montaban mis padres en caballos de amigos y a mi siempre me daba miedo, con el tiempo me fueron gustando pero yo no sabía montar.
Un verano me fui de vacaciones con mi madre a Italia a una ciudad llamada Palermo, que por casualidad era una ciudad donde casi todo el mundo andaba a caballo.
Yo siempre le decía a mi madre que yo quería montar y una amiga de mi madre de allí de Italia dijo un día de ir a una hípica de un amigo suyo a montar y ya me enseñarían y me darían clases.A partir de ese día que pase allí, yo me interesé en los caballos y aprendí a llevarlos e incluso a saltar vayas de un metro con el caballo. Yo siempre le pedía a mi padre caballos y llegó un día en el que mi padre organizó una barbacoa en el cortijo con toda la familia, y hay me dio la sorpresa de que me compró una yegua blanca guapísima y te aseguro que es la más noble de las yeguas que puedan haber y esa es mi historia.
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